Más que un faro, es un verdadero nido de águilas, suspendido al borde de un acantilado de 200 m. de altura, del que frecuentemente se desprenden trozos de roca.
Sin posibilidad de comunicación, las obras comenzaron en 1857 con la construcción de un camino desde Cala Murta. El camino de poca pendiente y 17 km. de longitud salva los 200 m. de desnivel. Dos años, una dispensa del Obispo para trabajar los domingos y 1.367.841 reales, costaría el realizarlo. Incluso se dispuso un altar para la misa delos festivos y así poder trabajar.
En 1860 se aprueba el proyecto, 200 hombres y dos años y medio hicieron falta para construir el faro. La piedra, procedente de las canteras de La Puebla, era llevada hasta un almacén construído en Alcudia, a 35 km. de distancia. Desde allí, eras transportados en barca cuando las condiciones del mar lo permitían, hasta los imponentes peñascos de «Les Moles», situado más allá del impresionante acantilado del Bancal. Desde aquel lugar se elevaban a 159 m. con un cabestrante movido por 40 hombres…
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