Recuerdo, hace años, abrir la primera pagina de El Principito y ver el dibujo de la serpiente boa que se tragaba a una fiera seguido el famosísimo dibujo numero 1:
Inmediatamente me enamoré de aquel libro.
Pero ¿en que circunstancias fue escrito?
En la nochevieja de 1940, Antoine de Saint-Exupéry llegó a Nueva York en barco, había huido de la invasión alemana de Francia zarpando desde Lisboa. Planeaba estar unas pocas semanas, pero se quedó más de dos años, y fue en esos dos años cuando, basándose en la figura de un niño que solía dibujar en los márgenes de sus libros o sus cartas, y siguiendo el consejo de su gran amiga y protectora Elizabeth Reynal, escribió la pieza literaria francesa más leída en el siglo XX y la tercera más vendida en todo el mundo, sólo detrás de la Biblia y Das Kapital de Carlos Marx.
«He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos.»
“Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres”
“No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.”